Trilogía Cósmica #1
Título: Más allá del Planeta Silencioso (Out of the Silent Planet)
Autor: C. S. Lewis
Año: 1999
Género: Ciencia Ficción
En esta primera entrega de la Trilogía Cósmica de C. S. Lewis, un malvado científico llamado Weston rapta al insigne doctor Ransom y lo envía contra su voluntad hacia el planeta rojo de Malacandra. Allí le aguarda un desafortunado destino: convertirse en la víctima de un sacrificio.
Sin embargo, una vez en Malacandra, Ransom consigue zafarse de sus captores y descubre que se encuentra en un mundo poblado por seres inocentes que viven en armonía con el resto de mundos del Campo del Árbol (el sistema solar). Les ampara la benéfica influencia de Maleldil y nunca han conocido la maldad del oyarsa rebelde que mora en Thulcandra, la Tierra, el planeta silencioso y aislado que no habla el idioma del Árbol.
Saga
Trilogía Cósmica:
1. Más allá del Planeta Silecioso
2. Perelandria, un viaje a Venus
3. Esa horrible Fortaleza
2. Perelandria, un viaje a Venus
3. Esa horrible Fortaleza
Frases
"En una excursión a pie eres absolutamente libre. Mientras dura no necesitas pensar en nadie ni consultar a nadie que no seas tú mismo." - Ramsom
"Por primera vez le cruzó por la mente la idea de que podía estar muerto y ser ya un fantasma."
"Uno no puede ver cosas si no sabe con cierta claridad qué son."
«Te vamos a cuidar, Ransom… Nos vamos a defender mutuamente, viejo.»
«Introducción al idioma malacándrico, El verbo lunar, Breve diccionario marciano-inglés…»
"Nada podía ser más desagradable que la primera impresión; nada más delicioso que la segunda. Todo dependía del punto de vista."
"Un placer llega a su plenitud sólo cuando se lo recuerda. Jombre, hablas como si el placer fuera una cosa y la memoria otra. Todo es uno." - Jyoi
"¿Y cómo podríamos soportar la vida y el paso del tiempo si siempre pretendiéramos que volviera un año o un día en especial… si no supiéramos que en una vida cada día llena la vida entera de expectativas y recuerdos y que éstos son ese día?" - Jyoi
"Era necesario y lo necesario siempre es posible.
«Los séroni sabrían».
Doctor Elwin Ransom: catedrático inglés, filólogo y miembro de un college de Cambridge. Alto, pero un poco cargado de hombros, de entre los treinta y cinco y cuarenta años que viste con ese desaliño peculiar que caracteriza a un miembro de la intelligentsia de vacaciones.
Devine: antiguo compañero de estudios de Ramsom. Hombre delgado. Muy ambicioso.
Weston: gran físico, socio de Devine. Hombre macizo y de mal genio.
Los jrossa: plural de jross, una de las especies inteligentes (jnau) de Malacandra que habitan en el jandramit. Son los grandes oradores y cantores (ningún jnau puede igualarlos en cantar) y los que tienen más y mejores palabras. Seres enormes con forma de foca. De más de dos metros de alto, demasiado delgados para su altura. Tienen una capa compacta de pelo de color negro deslumbrante, reluciente como la piel de una foca, patas traseras muy cortas y palmeadas, una cola ancha de castor o de pez, fuertes miembros anteriores con garras o dedos palmeados. La cabeza es grande y redonda, en forma de bala, con abundantes bigotes, con la frente más alta que la de una foca y la boca más pequeña, con radiantes ojos ambarinos.
Los séroni: o sorns, una de las especies inteligentes (jnau) de Malacandra, que habitan en el jarandra. Aunque son inútiles con un bote y no pueden hacer poesía, son buenos para averiguar cosas sobre las estrellas, para comprender las declaraciones más oscuras de Oyarsa y para contar qué había ocurrido en Malacandra hacía mucho tiempo. Tienen forma de huso, dos o tres veces más altas que un hombre, con piernas demencialmente delgadas y pechos muy protuberantes.
Los eldila: plural de eldil, seres inteligentes difíciles de ver. Al parecer sin un cuerpo corpóreo, pues la luz los atraviesa. Pueden ser oídos, si ellos lo desean.
Los pfifltriggi: una de las especies inteligentes (jnau) de Malacandra. Son trabajadores, les encanta cavar. Ablandan con fuego lo que extraen y hacen cosas. Ningún jnau puede igualarlos en hacer y moldear cosas. Son gente pequeña, más chica que que un ser humano, de hocico largo, pálidos. Tienen forma de rana, desprovistos de pelo, con largos miembros anteriores fuertes y delgados, que terminan en manos enormes, sensitivas, de muchos dedos. Se asemejan a un insecto debido a sus movimientos veloces y espasmódicos y por el hecho de que pueden girar la cabeza casi por completo sobre el cuello.
Jyoi: un jross, el primer contacto que Ransom tiene con la vida en Malacandra.
Jnojra: jross de hocico gris, que diariamente le enseña el idioma a Ransom.
Oyarsa: posiblemente un eldil, que gobierna a todos en Malacandra desde siempre. Todo lo sabe. Posee una voz menos humana que la de todos los seres que Ramson ha conocido, dulce y aparentemente remota, una voz firme, que «no tenía sangre. Para ellos la luz es la sangre».
Kanakaberaka: un pfifltriggi de Meldilorn.
Augray: un sorn, de color entre blanco y cremoso, y que parece estar cubierto hasta los tobillos por una especie de sustancia blanda que refleja la luz, una especie de abrigo natural, no de piel, sino más bien de plumas. Su rostro es demasiado largo, demasiado solemne y demasiado incoloro, y se parece desagradablemente al de un ser humano más de lo que debería parecerse el rostro de un animal. Los ojos resultan demasiado pequeños en él, como ocurre en todos los seres grandes. Pero es más grotesco que horrible. Las manos tienen forma de abanico, con siete dedos, con la piel pegada al hueso como en la pata de un pájaro.
Jrinja: jross a cargo del barco de transporte en Meldilorn.
Si te gusta Julio Verne, estoy segura que este libro te va a gustar, pues a medida que lo leía, se me venían a la mente las detalladas aventuras relatadas por quien es considerado el padre de la ciencia ficción.
Pero ojo, si lo que quieres es acción y aventura a toda velocidad, acá no la encontrarás. No creo que sea el propósito de este libro el hacer que tu corazón se desborde en latidos ni que la emoción te quite el sueño. Lo que logra (a menos en mí lo hizo) es hacerte pensar, meditar sobre cosas muy profundas que nos involucran como seres humanos.
Estamos tan acostumbrados a considerarnos la única especie realmente inteligente en nuestro planeta que estamos prácticamente incapacitados para tener una relación de armonía con otros seres vivientes, pues al sentirnos superiores a ellos, nos creemos con el derecho de someterlos y hacer con ellos lo que nos plazca. ¿Sería diferente si no fuéramos los únicos? Al terminar de leer el libro me quedé con esa pregunta. Pero luego pensé en la conquista de los españoles en América, de los Ingleses en Norteamérica, de la esclavitud, de la discriminación... En cuántas ocasiones el supuesto hombre civilizado se enfrentó a otros hombres tan inteligentes como ellos, pero eso no impidió que los trataran como inferiores e intentaran incluso eliminarlos. No, creo que no tenemos remedio, y sólo me quedo con una desagradable sensación por pertenecer a la raza humana, destructivos, ambiciosos, creyendo que tenemos el derecho de poseerlo todo a costa del sufrimiento de otros.
*** Inicio Spoiler ***
Pobre de nosotros, que no podemos tener armonía ni con los de nuestra propia especie.
*** Fin Spoiler ***
Recomiendo el libro, pero para que lo lean con calma. Puede que algunas partes sean lentas y para este mundo tan vertiginoso resulte falto de acción, pero me siento satisfecha con haberlo leído y con gusto continuaré con el resto de la trilogía.